Psicóloga
“Investigadores de Melbourne han identificado una proteína inmune que tiene el potencial para detener o revertir el desarrollo de la diabetes tipo 1 en sus primeras etapas, antes de que las células productoras de insulina hayan sido destruidas. ……………Profesor Len Harrison, Dra. Esther Bandala-Sánchez y el Dr. Yuxia Zhang dirigió el equipo de investigación de la división de Medicina Molecular Walter y Eliza Hall Institute que identificó el CD52 proteína inmune responsable de la supresión de la respuesta inmune, y su potencial para proteger contra las enfermedades autoinmunes. La investigación fue publicada hoy en la revista Nature Immunology.” http://www.medicalpress.es/proteina-inmune-podria-detener-la-diabetes.
La esperanza en conseguir una curación a la diabetes siempre está presente cuando vemos a nuestros seres queridos luchar cada día con sus limitaciones o las sentimos nosotros mismos. La ciencia, aun en estos tiempos de recortes, no cesa en la busqueda de remedios que aun lentos en su procedimiento e implantación terminan cambiando la percepción de la enfermedad como algo inevitablemente, a algo que puede ser solo un episodio más de la lista de innumerables contactos que tenemos con la enfermedad a lo largo de nuestra vida. Saber que nos podemos curar siembra en el alma una semilla de esperanza capaz de despertar una sonrisa después de recibir el diagnostico, una mirada de futuro, una nueva oportunidad. Descubrir que nuestro tipo de diabetes no está incluida en los resultados positivos de la investigación, puede cambiar la sonrisa en un gesto de decepción y resignación que amarga el hallazgo científico, tan importante en el futuro de muchas personas. Cuando la desesperanza se hace nido en nuestro corazón el invierno parece eterno y pararse para tomar aire de nuevo y recobrar la fe de que el trabajo desarrollado por algunos puede cambiar nuestra vida definitivamente, se hace duro y solo acto para algunos que hacen de los obstáculos retos a superar con toda la fortaleza de la que son capaces apelando a las respuestas de la ciencia ante el camino eterno de la enfermedad como enemigo a comprender y vencer. Tenemos el deber de continuar involucrados con la investigación, en su larga trayectoria de aciertos y fracasos dónde siempre se da un paso hacia delante aunque los resultados no sean tan brillantes como deseamos. Aunque parezca que lo nuestro no sea un objeto apreciado por los laboratorio, ya que podemos representar una fuente de ingresos estables y de futuro; es ahora cuando podemos estar seguros de que el camino se ha abierto y que es imparable, continuarán obteniendo resultados que cambiaran todo en los próximos años y es por esto que podemos y debemos hacer de la esperanza el motor de los cuidados de cada día para poder ser beneficiarios del futuro. El ser consciente de que solo nosotros podemos ser nuestro mejor cuidador, capaces de respetar los límites que nos permite normalizar la diabetes en una cotidianidad de vida sana y equilibrada, nos compensará de las restricciones y cuidados específicos. Además de una oportunidad de conocimiento personal e intransferible de nosotros mismos, de nuestras debilidades y fortalezas, de conocer cuáles son nuestras carencias y de ponernos objetivos. Aprender a pedir ayuda, a mostrarnos sin máscaras, a mirarnos al espejo y regalarnos una sonrisa de complicidad con nuestro trabajo de cada día para estar mejor que ayer. La enfermedad es un lastre si es crónica, no lo podemos olvidar pero que el peso de este sea posible de trasportar depende de la fuerza que seamos capaces de generar, y sobre todo de las ganas de disfrutar la vida en cada instante y con todas sus oportunidades presentes y futuras. La ciencia siempre es esperanza.